La Selección Sub 20 fue la que ilusionó a varios con su camino al Mundial de Polonia y los dos primeros partidos que jugó allí. Fue la misma selección que encendió la alarma al perder el último duelo de fase de grupos con Corea del Sur y la que ayer quedó eliminada ante la débil Mali, por penales.
Tras igualar 1-1 en los 90 minutos reglamentarios, 2-2 en el suplementario (encajando un gol agónico) y caer 5-4 en la serie de los penales, la performance del equipo de Fernando Batista en el balance general no difiere de la que entregaron otras selecciones sub 20 en los últimos 10 años.
La estadística no tardó en aparecer: al Mundial de 2009, ni siquiera clasificó; en el de 2011, llegó a cuartos de final; al de 2013, tampoco pudo jugarlo; en el de 2015, fue eliminado en primera ronda al igual que en 2017. Ayer, dijo adiós en octavos de final.
De hecho, si comparamos la franja entre 1995 y 2007 (la época de oro de esas divisiones iniciada por José Pekerman y seguida por Hugo Tocalli), hay siete mundiales (siete disputados), cinco ganados y solo con tres técnicos. En estos 10 años, hay seis mundiales (jugados, cuatro) y con ¡Seis técnicos!, apunta el periodista cordobés Mauricio Coccolo.
“Lo que les dije a los chicos es que lo positivo es que estuvieron a la altura de un Mundial. Mi objetivo es que ellos sean el futuro de nuestra Selección. Todo sirve como aprendizaje”, dijo el “Bocha”
¿Está el escenario dado para ser optimista? Los resultados no invitan a serlo. Los procesos son otra cosa pero tampoco puede verse que los caminos transitados por las juveniles sean prometedores.
La Sub 17 dirigida por Pablo Aimar genera algunas de estas sensaciones, pero con tres años menos que la que quedó eliminada ayer en Polonia, habrá que esperar para ver sus frutos. Paciencia, mucha paciencia, algo que en la Argentina futbolera no abunda.
Quizás la mayor promesa de este equipo sea Ezequiel Barco. Con lágrimas en lo ojos apenas pudo declarar. De sus pies llegó el segundo gol (aunque terminó siendo en contra) pero al parecer no termina de ser la “joyita” que prometía allá cuando se fue de Independiente al fútbol estadounidense.
Resulta pésima la experiencia de depositar toda la fe en un solo jugador (caso Lionel Messi) por lo que no debería hacerse lo mismo con él. Pero con o sin Barco, el resultado de esta selección juvenil es el mismo y es momento de preguntarse: ¿es para preocuparse?